Agricultura
Frutas "exóticas" ganan terreno en Alemania gracias al cambio climático
26.07.2025, 11:43
Los agricultores alemanes están adaptándose al cambio climático, con meteorología más benigna, y han comenzado a apostar cada vez más por las frutas consideradas "exóticas" en el país, como albaricoques, melocotones y nectarinas.
"Cuanto más al sur, más intensamente se cultivan estas frutas", afirma Jörg Hilbers, director general de la Asociación Alemana de Productores de Frutas. "Los albaricoques desempeñan un papel enorme en Baden-Württemberg y el Palatinado".
Allí donde se produce vino, también se cultivan albaricoques y melocotones desde hace décadas. Debido al cambio climático, la producción también se ha desplazado hacia el norte, si bien "sigue siendo un cultivo marginal", subraya el asesor frutícola.
De las 10.000 hectáreas de fruticultura de la región de Altes Land, apenas 15 se dedican ahora a albaricoques, melocotones y nectarinas, informa Claus Schliecker, presidente de la Agrupación de Fruticultores de Baja Sajonia, que dirige una explotación con su esposa Sabine.
Con unas 500 explotaciones entre Cuxhaven y Hamburgo, el Altes Land -una zona de marismas recuperadas a lo largo del río Elba- es la mayor zona frutícola contigua de Alemania.
"Nos arriesgamos y funciona muy bien", añade Sabine Schliecker, "aunque con tejado por la lluvia". En el sur de Alemania funciona sin necesidad de proteger los árboles del exceso de agua, explica.
Producción de nicho por la competencia de las importaciones
"También somos pioneros, lo que se debe a que podemos ver, sentir y medir el cambio climático", afirma Claus Schliecker. Los albaricoques maduran en su granja bajo un túnel de láminas para resguardarlos de la lluvia o el sol excesivos, con redes colgadas a los lados para protegerlos de los insectos y reducir así el uso de protección fitosanitaria.
No obstante, este tipo de cultivos seguirán siendo un nicho, porque "la diferencia de precio con un kilo de España o Turquía es de hasta tres euros (3,50 dólares)", informa Schliecker. "Queremos pagar bien a nuestra gente y la fruticultura sigue siendo un trabajo manual".
Según el cultivo, los costes laborales suponen el 60 % de los costes totales. Los elevados costes de producción y las normas medioambientales, así como el salario mínimo, encarecen los productos nacionales.
Normalmente, un salario mínimo debería incluir un precio mínimo, dice el experto: "En España y Portugal, el salario por hora está entre seis y ocho euros, en Marruecos es de siete euros al día".