Psicología

Qué significa ser hombre hoy, una pregunta que sigue abierta en Alemania

13.11.2025, 12:44

Por Marco Rauch (dpa)

El concepto de masculinidad se viene debatiendo desde hace tiempo y vuelve a plantearse también en Alemania con motivo del Día Internacional del Hombre, el próximo 19 de noviembre.

El autor y consejero especializado en temas de masculinidad Boris von Heesen identifica tres relatos especialmente persistentes que siguen marcando el ideal masculino: que los hombres deben resolver sus problemas solos, ser físicamente invulnerables y definir su valor a través del trabajo remunerado y el sustento familiar.

"Estoy convencido de que las tres son construcciones sociales", afirma von Heesen. Desde pequeños, a los niños se los impulsa a la contención emocional y al rendimiento, mientras que la empatía y el cuidado suelen atribuirse a las niñas. Así se genera una división de roles que aún hoy separa a hombres y mujeres, con claras desventajas para ambos.

Cuando hay hijos en el hogar, solo el 34 por ciento de las mujeres trabaja a tiempo completo, frente al 94 por ciento de los hombres. "De este modo, los hombres quedan efectivamente separados de sus hijos y las mujeres, del desarrollo de sus carreras profesionales", explica Von Heesen. Las consecuencias son cargas tanto en el aspecto psicológico como físico.

Una construcción cultural

Estas perspectivas coinciden con los enfoques centrales de la investigación internacional sobre masculinidades. Según explica el especialista en estudios de género Stefan Horlacher, de la Universidad Técnica de Dresde, la masculinidad ya no se considera una característica biológicamente determinada, sino una construcción cultural formada por expectativas, comportamientos y roles sociales.

Horlacher señala que la masculinidad es "un conjunto de normas culturales históricamente variables", que se recrea constantemente a través de acciones, gestos e imágenes de uno mismo.

La socióloga Raewyn Connell acuñó el concepto de "masculinidad hegemónica", es decir la forma dominante y socialmente aceptada de masculinidad que mantiene las estructuras de poder entre los géneros y, al mismo tiempo, subordina otras formas alternativas de ser hombre.

En los debates públicos se habla con frecuencia de una "crisis de la masculinidad". Horlacher considera que esa idea es simplista. No es la masculinidad en sí la que está en crisis, sino "el patriarcado tradicional y las formas hegemónicas de masculinidad asociadas a este", explica.

También la idea de que la masculinidad debe ser estable, fuerte y definida está siendo cuestionada. Y como esas formas de ser hombre se perciben como amenazadas, "son justamente los sectores de derecha y conservadores quienes más las promueven".

Un concepto en transformación

Según Horlacher, de hecho, la masculinidad siempre ha estado en transformación y precisamente en ese cambio reside su esencia. La tan mencionada crisis, opina, es más bien una expresión de transición, un proceso cultural de negociación sobre lo que significa ser hombre.

"La vieja imagen del hombre independiente, fuerte y dominante está bajo presión", señala. Muchos se sienten interpelados a replantearse su papel, un proceso exigente que genera incertidumbre. "Por eso, los jóvenes son receptivos a respuestas simples y a explicaciones reduccionistas y carentes de base científica".

Von Heesen observa que muchos hombres jóvenes tienden actualmente a involucrarse cada vez más en comunidades en línea de derecha o en discursos antifeministas. Los algoritmos de las redes sociales refuerzan este fenómeno al priorizar contenidos con mensajes antifeministas o misóginos.

Según Horlacher, no es casual que los hombres, en promedio, mueran antes, tiendan con mayor frecuencia a conductas de riesgo y busquen menos ayuda psicológica: todo forma parte de esos patrones aprendidos.

Ambos investigadores coinciden en que solo si se entiende la masculinidad como un concepto cambiante y susceptible de aprendizaje será posible transformar las estructuras que perjudican tanto a hombres como a mujeres.